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Tema 1 – La importancia de la seguridad vial y la concienciación

1.7. La fatiga al volante

1.7.1. Introducción a la fatiga al volante

La fatiga al volante es otro de los factores de riesgo más comunes y peligrosos para la conducción, sobre todo en profesionales. Se ha calculado que conducir fatigado se relaciona, de manera directa o indirecta, con al menos un 20-30% de los accidentes de tráfico.

La principal causa es conducir largos periodos y no descansar o no hacerlo de una forma adecuada. Sin embargo, hay toda una serie de circunstancias que van a potenciar su efecto, consiguiendo que la fatiga aparezca antes o que sea mucho más intensa.

En general va a potenciar los efectos de la fatiga todo aquello que:

  • Disminuya el número de descansos. Se recomienda descansar cada 200 kilómetros o cada 2 horas.
  • Haga más difícil la conducción
  • La monotonía del entorno
  • Altere el estado psicofísico del conductor
  • La ergonomía del vehículo

1.7.2. Factores que aumentan la fatiga

Podemos distinguir tres factores que aumentan la fatiga:

  • Factores del conductor, como por ejemplo la prisa por llegar o mantener una velocidad excesiva durante mucho tiempo, conducir estando ya fatigado por otras actividades, el alcohol, las comidas copiosas, el estrés o las enfermedades y las posturas inadecuadas en el asiento.
  • Factores del vehículo, como por ejemplo una temperatura elevada en el interior del vehículo por mala ventilación, circular por la noche y con una iluminación deficiente, ya que requiere una mayor atención, el mal estado del vehículo, por ejemplo, un ruido excesivo del motor y un diseño poco ergonómico del asiento u otros elementos interiores del vehículo.
  • Factores de la vía y el entorno, como por ejemplo circular por una vía con una elevada densidad de tráfico, conducir por una vía poco conocida, ya que hace que tengamos que estar muy atentos, algunos tipos de firme que hacen vibrar el vehículo y que la conducción sea incómoda y las condiciones climatológicas adversas como la nieve, la lluvia y la niebla.

1.7.3. Efectos de la fatiga en el conductor

Experimentar sensaciones de pesadez en el cuerpo es común, junto con pequeñas migrañas y una sensación de presión en la cabeza, especialmente en las sienes. También se pueden presentar dolores en la nuca y la espalda, lo que puede hacer incómoda la conducción y llevarnos a cambiar frecuentemente de postura. Además, es posible experimentar hormigueos, picores y calambres en brazos y piernas. Estos síntomas pueden afectar la calidad de vida diaria y requerir atención para aliviar las molestias asociadas.

Cuando experimentamos estas sensaciones, es probable que notemos que nuestros movimientos se vuelven más lentos y menos precisos. Podemos observar una disminución en el número de maniobras que realizamos, como corregir la dirección menos veces de lo habitual. Además, es común que aparezcan movimientos indicadores de fatiga, como estiramientos, bostezos y cambios frecuentes de postura. Estos signos son manifestaciones físicas de la fatiga que pueden afectar nuestra capacidad para realizar tareas cotidianas con la misma agilidad y eficacia que en condiciones normales.

La fatiga también puede manifestarse en una sensación de desgana al volante, llevándonos a conducir de manera más automatizada y menos activa. En este estado, es probable que asumamos mayores riesgos y nos volvamos menos analíticos en nuestras decisiones al conducir. Además, es común experimentar un aumento en los estados de ansiedad e irritabilidad, lo que puede afectar nuestra capacidad para enfrentar situaciones de tráfico de manera calmada y reflexiva. Estos cambios en el comportamiento al volante pueden poner en riesgo la seguridad personal y la de los demás, subrayando la importancia de abordar y mitigar la fatiga al conducir.

Cuando estamos fatigados, observamos una disminución tanto en la cantidad como en la calidad de la información que recogemos de nuestro entorno mientras conducimos. Esto puede llevarnos a malinterpretar fácilmente situaciones de tráfico o comportamientos de otros conductores. Además, nuestro razonamiento se ve gravemente afectado, lo que influye negativamente en la toma de decisiones; las decisiones tomadas en este estado probablemente no serán las más adecuadas. Por último, el tiempo de reacción aumentará notablemente, lo que puede tener consecuencias importantes en situaciones de emergencia en la carretera. La fatiga al conducir, por lo tanto, compromete la seguridad vial al afectar diversas habilidades cognitivas y físicas necesarias para una conducción segura.